Entre padres e hijos, al irse a vivir en pareja, al entrar en un piso… Hay muchas razones por las que puedes querer compartir cuenta corriente y también varias formas de hacerlo. Una de ellas es a través de una cuenta mancomunada. ¿No sabes lo que es? ¡Te lo contamos!

¿Qué es una cuenta mancomunada?

Una cuenta mancomunada se define por tener varios titulares que tienen derechos plenos sobre ellas. En otras palabras, hace falta el permiso de todos los titulares para realizar cierto tipo de operaciones.

Por ejemplo, si se quiere contratar un depósito asociado a la cuenta, todos los titulares tendrán que estar de acuerdo y firmar. También será necesario que den su consentimiento para cancelar la cuenta o modificar los datos de contacto.

En realidad, puedes poner las cortapisas que quieras, según lo que permita cada entidad, y se puede imponer la firma de todos los titulares para disposiciones en metálico (para todas o para las que superen un importe) o para realizar transferencias. Como ves, también puedes sacar dinero de la cuenta mancomunada, incluso sin permiso, siempre dentro de los límites que hayáis acordado.

¿Cómo funciona una cuenta mancomunada?

El funcionamiento de estas cuentas en la práctica es como el de cualquier cuenta individual, solo que necesita el acuerdo de todos los titulares para algunas operaciones. Así de simple.

A partir de ahí, hay una duda muy repetida, que es qué sucede en caso de fallecimiento. Si uno de los cotitulares fallece, el resto deberá informar al banco y solo podrá acceder a la parte que le corresponde de los fondos hasta que se resuelva la herencia.

Ventajas y desventajas de las cuentas mancomunadas

Las cuentas mancomunadas son solo un tipo de cuenta bancaria con sus pros y contras.

Son un producto muy utilizado por familias para las cuentas de los hijos mientras dependen de los padres o para parejas que quieren compartir gastos. Las principales ventajas de las cuentas mancomunadas son:

  • Mayor control sobre gastos e ingresos comunes, algo común a todas las cuentas conjuntas, como puede ser la Cuenta Corriente Open.
  • Más control sobre las operaciones, ya que hace falta el consenso de todos los titulares para realizar ciertos movimientos. Así puedes evitar que otra persona gaste el dinero común en algo no acordado.
  • Cómodas y fáciles de usar, ya que el funcionamiento es el mismo que una cuenta corriente al uso, solo que hay límites para ciertos gastos. En una cuenta mancomunada online también podrás domiciliar recibos, por ejemplo.

¿Y la parte negativa? Compartir cuenta y hacerlo de forma mancomunada también tiene sus riesgos:

  • Posibles conflictos cuando haya diferencias de criterio sobre en qué usar el dinero, aunque siempre será mejor que este debate surja antes de que uno de los titulares lo gaste, que es lo que sucede con otro tipo de cuentas compartidas.

Otras fórmulas de tener una cuenta compartida

Frente a las cuentas mancomunadas, se puede abrir una cuenta bancaria indistinta o solidaria. La diferencia de estas cuentas es que todos los cotitulares pueden realizar la mayoría de las operaciones sin avisar y sin permiso del resto.

Su principal ventaja es la agilidad a la hora de operar y por eso se usan más en pareja o con familiares mayores que no se manejan online o que quieren que sus hijos se encarguen de ciertos trámites.


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