La valoración es uno de los argumentos principales a la hora de tomar decisiones de inversión. Incluso existe un estilo de inversión en renta variable, comúnmente llamado por el término anglosajón value, que usa la valoración como el principal criterio de decisión.

La idea que subyace al tomar la valoración de activos como criterio de inversión es que aquellos activos baratos o con valoración atractiva pueden tener una rentabilidad futura superior, haciéndolos, por tanto, mucho más atractivos.

No existe una única definición de valoración ni una variable directamente observable que diga de forma objetiva si un activo está caro o barato. Como era de esperar, lo que sí que incorporan las medidas de valoración son los precios actuales de mercado, ya que estos precios por sí solos no son suficientes para determinar si un activo es atractivo o por el contrario se considera que esté caro.

La base de cualquier ejercicio de valoración de activos en finanzas descansa en el descuento de los flujos esperados futuros o, dicho de otra forma, en traer a valor de hoy cada uno de los pagos que va a recibir el prestamista o el inversor. Para poder traer los flujos a dinero de hoy necesitaremos un tipo de descuento. Este tipo será el que nos iguale el valor presente de la suma de todos los flujos futuros con el precio actual de mercado. Este tipo dependerá de dos factores: cuándo se producen los flujos en el futuro y sobre todo qué riesgo hay de no recibirlos total o parcialmente. A mayor incertidumbre, mayor riesgo y por tanto un mayor tipo de descuento.

El tipo de descuento se asocia con la rentabilidad del activo; en los activos de renta fija con la rentabilidad de los bonos y en las acciones con el coste de capital o su terminología inglesa cost of equity.

Como decíamos más arriba, la rentabilidad de forma aislada nos dice poco sobre la valoración de un activo. Para que sea más informativa necesitamos ponerla en contexto y se puede hacer principalmente de dos formas:

  • La primera, y la más usada en la industria, es la comparación con la rentabilidad histórica del activo.
  • La segunda práctica habitual es la puesta en contexto con otros activos, como por ejemplo, la comparación entre la renta fija o la renta variable.

En cualquiera de los dos casos, para quedarnos exclusivamente con la rentabilidad específica del activo, se separa la rentabilidad del activo libre de riesgo, quedándonos con el diferencial de crédito, también conocido como spread, en los bonos y la prima de riesgo de la renta variable o Equity Risk Premium.

Tanto la comparación histórica de primas como entre activos es más un arte que una ciencia y es clave entender qué está pasando en la economía y mercados financieros y las perspectivas de estos para tomar una decisión acertada.

Actualmente, los tipos de interés libres de riesgo son altos respecto a los últimos años, reflejando el mayor riesgo de inflación. Los diferenciales de los bonos corporativos han aumentado a lo largo del 2022 y, aunque están en la parte alta del rango reciente, no podemos asegurar que sean aún atractivos, ya que esperamos un deterioro adicional debido a la desaceleración económica. La prima de riesgo de la renta variable ha aumentado a lo largo de 2022, pero en menor medida que lo ha hecho la prima de los bonos corporativos, y consideramos que es vulnerable ante un aumento del riesgo de recesión.

En conclusión, todos los activos se han abaratado en 2022 como consecuencia de las subidas de tipos de interés para controlar la inflación. Sin embargo, creemos que los activos de riesgo aún son vulnerables a un deterioro económico adicional, y especialmente vulnerables a una recesión.

En la comparativa entre activos, desde Santander Asset Management, consideramos que los bonos soberanos son los más atractivos de valoración, seguidos por los bonos corporativos, dejando a la renta variable como el activo menos preferido desde el punto de vista de valoración de activos, y creemos que será más vulnerable en los próximos meses.


Publicado el 10 de octubre de 2022

Este artículo ha sido redactado sin ánimo de exhaustividad y con efectos meramente informativos por Santander Asset Management, sin que el mismo suponga ningún tipo de asesoramiento o recomendación por parte de Open Bank, S.A. Open Bank, S.A. declina cualquier responsabilidad por la emisión del presente artículo.