La educación financiera es probablemente una de las asignaturas pendientes de los españoles. Muchos conceptos básicos de finanzas forman parte del día a día y todas las personas deberían conocerlos para poder evitar algunos errores que, a menudo, se deben al desconocimiento.

Es el caso, por ejemplo, del triángulo ingresos-gastos-ahorro:

Ingresos son las rentas que se obtienen cada mes, ya sea por un trabajo realizado, por el alquiler de un inmueble o los rendimientos de una inversión, entre otros. En el caso de los hogares, la suma de todos los ingresos se conoce como renta disponible.

• Los gastos son el polo opuesto. Es decir, los pagos que se realizan para adquirir y/o hacer uso de una serie de bienes y servicios: desde alimentos hasta un viaje, pasando por los recibos de la luz o el agua. Los gastos pueden ser recurrentes, como la factura del teléfono –que se paga todos los meses-, o extraordinarios, cuyo desembolso se hace de manera puntual.

• Cuando los gastos son menores que los ingresos es cuando hablamos de ahorro, es decir, guardar una cantidad del dinero ingresado. A su vez, es posible destinar una parte de este ahorro a inversión, otro de los conceptos financieros básicos que se escuchan a menudo. Invertir consiste en poner el dinero a trabajar a través de los productos y activos financieros disponibles para intentar obtener rendimientos que permitan incrementar el capital inicial.

Otros conceptos recurrentes sobre finanzas

No obstante, no es conveniente destinar la totalidad del ahorro a inversión, ya que pueden surgir gastos imprevistos que hacer frente y porque las inversiones conllevan generalmente un potencial riesgo de pérdida del capital (posibilidad de perder parte o la totalidad del patrimonio invertido). Por esta segunda razón, los expertos recomiendan diversificar el capital e invertirlo en diferentes activos, de forma que disminuya el riesgo de pérdida total, siempre de acuerdo al perfil o nivel de riesgo que se pueda tolerar y al horizonte temporal –periodo durante el que se está dispuesto a mantener el capital invertido- que se haya fijado.

Conceptos financieros en torno a la financiación

Otro concepto financiero básico que se maneja a menudo es el de deuda o endeudamiento. Pese a la connotación negativa que popularmente entraña el término, tener una deuda no implica necesariamente algo negativo, siempre que se haga frente al pago de la misma. Por ejemplo, cuando se contrata un crédito o una hipoteca, para obtener dicha financiación se contrae una deuda con la entidad que lo concede. Es decir, en este caso se trata de un método o una vía para poder adquirir bienes y servicios. Cuando no se puede hacer frente al pago de la deuda, se podría llegar a tener consecuencias legales.

También se puede estar en los famosos números rojos. Una mala previsión de los gastos o tener que afrontar un pago inesperado puede dar lugar a que no se cuente con suficiente dinero en la cuenta corriente para abonar dichos gastos y que se produzca lo que se denomina un descubierto en la cuenta. Para evitar un posible descubierto y conseguir ahorrar, es conveniente realizar una óptima planificación financiera que nos permita contar con un dinero depositado en la cuenta corriente, lo que popularmente también se conoce como disponer de liquidez, con el que poder hacer frente a todos los potenciales gastos habituales e imprevistos.


Ilustración del artículo realizada por Alexandra España

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