La cautela es el elemento que guía la mayor parte de nuestras inversiones, pero un exceso de ella también puede ser contraproducente. Pese a lo que pudiéramos pensar, el miedo a invertir no es un buen consejero y muchas veces hace que nos podamos perder oportunidades de inversión y, por consiguiente, que perdamos o dejemos de ganar dinero.

Las emociones están presentes en cada decisión que tomamos y, por supuesto, también en las decisiones de inversión. Un ejemplo de ello son los momentos de pánico que a veces se viven en los mercados, cuando se produce un efecto llamada y todos los inversores venden al mismo tiempo, a veces de manera irracional. Son las comúnmente denominadas “ventas masivas”.

El miedo es un mecanismo de defensa ante una situación incierta o que no controlamos por lo que es totalmente lógico que aparezca en la inversión, ya que no sabemos a ciencia cierta cómo van a evolucionar nuestros activos. Tenemos guías o indicadores de cómo pueden hacerlo, pero no la certeza. Además, en el caso de las inversiones se une otro elemento y es la percepción de las pérdidas por parte del cerebro. Los expertos apuntan a que nuestro cerebro percibe las pérdidas con mucha más intensidad que las ganancias, haciendo que aumente nuestro miedo. Así, según el estudio de la CNMV, Mecanismos psicológicos que intervienen en la toma de decisiones de inversión1, debido al sesgo de la aversión a las pérdidas, se tiende a considerar que las pérdidas pesan más que las ganancias. Es decir, el miedo a perder algo supone un incentivo mayor que la posibilidad de ganar algo de valor semejante.

¿A qué tenemos miedo realmente?

Según el estudio, El efecto de las emociones en nuestras inversiones personales, “la aversión al riesgo (el miedo a perder) lo tenemos todos, unos en mayor medida, otros en menor, pero depende mucho de cómo percibimos la realidad y de cómo la sentimos emocionalmente, y eso cambia en el tiempo”. Asimismo, en el informe se señala que “invertimos para cumplir unos objetivos, ya sea comprar una casa o un coche, pagar los estudios futuros de nuestros hijos, tener una buena pensión… y el riesgo precisamente es no lograr esos objetivos”. Uno de los elementos que hace que esto pueda conseguirse en momentos puntuales es la volatilidad de los mercados y es un riesgo que se debe asumir, pero si se invierte a largo plazo, lo habitual es que esto no sea así y los activos se revaloricen.

Asimismo, las personas necesitamos sentirnos reforzadas en nuestras decisiones e invertir en lo que lo está haciendo todo el mundo, es una forma de afianzarnos en nuestra decisión, aunque no sea siempre la correcta. Hay quien invierte en contra de la mayoría, los denominados “inversores contrarian”, y también se pueden obtener buenos resultados.

Otro temor suele ser el riesgo de colapso de un mercado, por ejemplo, en el caso de que se produzca una burbuja, como sucedió con las “puntocom”. También se da alrededor de mercados relativamente nuevos, como las criptomonedas, o ante desconocidos para la mayoría (los llamados “de nicho”).

También está presente, aunque en menor medida, el miedo a no cumplir nuestras expectativas u objetivos; o lo que es lo mismo, el miedo al fracaso. No quiere decir necesariamente que no ganemos dinero, sino que no lo hagamos en la medida deseada o, en algunos casos, que no consigamos siquiera batir al mercado. Es decir, que el IBEX gane un 10 % a cinco años y con nuestra inversión en bolsa española nosotros solo ganemos un 8 %.

¿Cómo podemos combatirlo?

Todas estas circunstancias hacen que nos perdamos potenciales oportunidades dejándolas escapar. Sin embargo, aunque no podamos eliminar el miedo en tus inversiones, sí podemos tratar de combatirlo. Por ejemplo, con un buen análisis. En este sentido, en caso de que no se tengan conocimientos suficientes para llevarlo a cabo, se puede recurrir a un experto que nos asesore en nuestras inversiones.

Para poder invertir sin miedo también es importante definir correctamente nuestro perfil de riesgo y el horizonte temporal ya que, como hemos comentado anteriormente, el largo plazo ayuda a disminuir la volatilidad. Y si efectivamente se invierte a largo plazo, ayuda no mirar cada día la evolución de nuestros activos, ya que en caso de bajadas solo nos producirá más ansiedad y nos llevará a tomar decisiones poco adecuadas, como una potencial venta.

Ten presente que toda inversión conlleva riesgos como la pérdida del capital invertido y/o ausencia de rentabilidad.


Publicado el 9 de febrero de 2022

1Mecanismos psicológicos que intervienen en la toma de decisiones de inversión

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