Los propósitos de Año Nuevo son un clásico en nuestras vidas. Desde estudiar un idioma, apuntarnos al gimnasio, emprender un negocio hasta a invertir parte de nuestro ahorro para ponerlo a trabajar. Y, además, se da la circunstancia de que enero podría ser un buen mes para comenzar a hacerlo debido, entre otros motivos, al denominado "efecto enero", aunque vaya por delante que no siempre se cumple.

El efecto enero consiste en un patrón estacional por el que estadísticamente las bolsas suelen registrar un comportamiento alcista ese mes. De hecho, el S&P 500 en el período 1950-2023, de los 72 ejercicios, 43 de ellos han tenido cierres positivos en enero, lo que equivale a un 59,7 %, y 29 de ellos en negativo, lo que equivale a un 40,3 %1.

Este fenómeno, que fue advertido por el banquero de inversiones Sidney B. Wachtel2, es más evidente entre las acciones de pequeña capitalización, como observó el propio Wachtel. Desde entonces, este efecto calendario ya no se cumple tanto, entre otros motivos porque el mercado intenta beneficiarse de él.

No obstante, sí es cierto que las acciones de las pequeñas empresas son menos líquidas y, por tanto, más volátiles y sensibles a los movimientos del mercado si se produce un volumen elevado de negociación, es decir, si la compraventa de acciones es elevada.

Motivos del "efecto calendario"

La teoría más habitual para explicar los movimientos de enero es de carácter fiscal. Algunos inversores, a finales de año, venden posiciones en las que tengan pérdidas para compensar fiscalmente las ventas de posiciones en las que se hayan obtenido beneficio (es lo que se conoce como compensar las plusvalías con minusvalías), y posteriormente en enero recompran las acciones más penalizadas por los inversores (cuyo precio ha bajado más, entre otros motivos, por las ventas) para volver a tener exposición a esos activos.

Además, a esto habría que añadir los anteriormente comentados propósitos de Año Nuevo, por los que muchos inversores deciden comenzar a invertir, elevando de esta forma también el volumen de negociación.

Detractores del efecto

No obstante, como hemos empezado diciendo, el “efecto enero” no es una ciencia exacta, ni mucho menos. Es una tendencia que se cumple algunos años, pero no todos. Y también tiene sus detractores, que aseguran que no puede considerarse una ineficiencia del mercado. Es el caso de Burton Malkiel, exdirector de Vanguard y autor del libro Un paseo aleatorio por Wall Street, que considera que estas anomalías estacionales no son fiables para los inversores.

Así, en cualquier caso, a la hora de invertir lo que hay que considerar es el largo plazo, por lo que enero es un mes tan bueno o malo como otro cualquiera. Lo importante es que la inversión sea acorde al perfil de riesgo y al horizonte temporal de inversión. Y si se tiene ese propósito de Año Nuevo, no hay que procrastinar, independientemente de que enero sea este año un mes alcista o no.


1Que es el efecto enero
2Sidney B. Wachtel. The Journal of Business, 1942, vol. 15, 184

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