Solidaridad empresarial en época de coronavirus. Un gran número de empresas ha querido aportar su granito de arena y ayudar, de múltiples maneras, durante la crisis que está provocando la COVID-19 y es que, ¡juntos somos más fuertes!

Cuando una sociedad se ve sumida en una crisis como la actual de la COVID-19, la ciudadanía busca en dos direcciones: se procura apoyo en sus iguales en un gesto de solidaridad, pero también busca ayuda en aquellos estamentos sociales y económicos más pudientes y estables.

Responsabilidad Social Corporativa: quid pro quo

La sociedad se halla en un punto en el que muestra mucho más interés en cómo una marca se implica en empatizar, ayudar y buscar soluciones a las necesidades reales de los ciudadanos, que en el producto en sí que vendan. Cualquier atisbo de que una gran empresa enfoque esta amenaza solo como una oportunidad de negocio, dibujará una mancha sobre su marca pública.

La realidad es que la mayor parte de las empresas más significativas han respondido a esta llamada civil con una ética irreprochable. La responsabilidad social corporativa, que entiende a la empresa como parte fundamental de la sociedad, parte de un cuerpo que debe cuidar y afectar positivamente a su entorno, es un concepto ya profundamente arraigado.

En esta crisis sanitaria, la forma de colaboración más sencilla para las empresas es la donación de bienes de primera necesidad como alimentos, ropa o medios de protección contra LA COVID-19. Además de las anteriores, las entidades financieras han aplicado moratorias en pagos hipotecarios o ampliación de plazos más allá de los fijados legalmente; grandes superficies habilitan microdonaciones a partir de tarjetas solidarias o suministran a comedores sociales; empresas energéticas aplazan pagos de suministros y grandes nombres empresariales donan dinero para la investigación científica en busca de una solución para la COVID-19.

Adaptarse a los tiempos: las necesidades mandan

Aunque la donación económica puede ser la manera más sencilla y efectiva de ayuda, algunas empresas han colaborado con la sociedad de otras formas.

Algunas han optado por reciclar temporalmente su cadena de producción, aparcando su producto actual para producir bienes relacionados con productos higiénicos y preventivos del contagio del virus como mascarillas, EPI o geles hidroalcohólicos, que se han fabricado en cadenas que hasta ayer estaban destinadas a la destilación de bebidas de alta graduación. Así como empresas de raíz más tecnológica, se pasan a producir componentes de auxilio médico más complejos como UCI o respiradores.

La conectividad, sea para el teletrabajo, la escolarización virtual o cualquier otra finalidad similar, se ha convertido en otra necesidad irrenunciable cada vez que la amenaza de un nuevo confinamiento se cierne, por breve que sea. Las empresas de servicios de Telecomunicación han cedido gigas gratis y donado equipos y tablets para intentar salvar la brecha tecnológica de los hogares más desfavorecidos.

Valor social

Las empresas reinvierten en la sociedad que les ha ayudado a desarrollarse: desde el cuidado por el medio ambiente cuidando el reciclaje de sus materiales, hasta ese hito que ha supuesto que el magnate Jeff Bezos, propietario de Amazon, se haya decidido por fin a invertir en frenar el agresivo cambio climático que a todos nosotros nos amenaza.

Empresas como Danone, Mercadona o Carrefour han dado primas y bonus a sus empleados que siguen acudiendo presencialmente a sus líneas de producción; las donaciones de alimentos a través de entidades sociales se suceden, para alejar el fantasma del hambre y las necesidades de primera urgencia en familias especialmente vulnerables, así como materiales fungibles de protección para la vida cotidiana, tal y cómo han hecho Inditex, SEAT o Renault, cediendo para ello también desde capacidad logística hasta equipamiento tecnológico como impresoras 3D.

La sociedad se manifiesta públicamente en las redes sociales y es evidente que ya no es aceptable que las empresas miren hacia otro lado ante una situación de herida abierta, de fractura entre las capas más desfavorecidas. La implicación en cerrar y suturar en lo posible ese daño es ya una parte consustancial del compromiso empresarial con la sociedad que habitan.