Sabemos que ahorrar cuesta, son muchos los gastos que tenemos al mes y por supuesto a lo largo de la vida. Además, la siempre presente inflación, esa "compañera de viaje", dificulta aún más la tarea. Pero la realidad es que cuando conseguimos hacerlo de manera sistemática y nos sentimos satisfechos empezamos a ver en el horizonte la posibilidad de invertir nuestros ahorros para alcanzar otras metas. Esas con las que siempre hemos soñado.

Por eso la misión es allanarte el camino al máximo para que mover tu dinero no te cueste y puedas conseguir todo lo que te propongas.

Lo primero de todo es identificar los 4 factores y los 7 comportamientos comunes que suelen afectarnos a la hora de tomar decisiones razonables y exitosas en nuestra inversión.

Los 4 factores que influyen a la hora de invertir

1. Objetivos del inversor

Debemos identificar las metas que queremos alcanzar de un modo realista y concreto. Por ejemplo: proteger mi patrimonio contra la inflación, mantener mi poder adquisitivo en la jubilación, viajar, formarme, pagar menos impuestos, adquirir una vivienda.

2. Situación personal y profesional

Es fundamental analizar nuestra situación actual en cuanto a ingresos, gastos y endeudamiento, así como la existencia o no de fuentes alternativas de generación de rentas.

3. Grado de aversión al riesgo

Constituye el factor crítico para que la estrategia de inversión tenga éxito. Debemos evaluar tanto la capacidad como la disposición de asumir riesgos. Así mismo, es fundamental analizar nuestras necesidades de liquidez en función de la dependencia o no de esos recursos.

4. El inversor racional frente al inversor emocional

Existen muchas teorías económicas, conocidas como "behavioural finance" o economía conductual, que aceptan que el inversor tiene un comportamiento emocional y que buscan identificar los sesgos de actuación más habituales en sus decisiones de inversión.

Las 7 conductas que penalizan nuestra inversión

1. Ser muy confiado

Es la tendencia a creer en uno mismo sin considerar los factores fuera de nuestro control. Esto puede llevarnos a subestimar nuestra capacidad de tomar decisiones de inversión racionales. Así, uno puede pensar que los mercados no pueden sorprenderle, asumir más riesgo del necesario y rotar las inversiones con demasiada frecuencia. Para atajarlo, los resultados anteriores han de tener poca influencia en las decisiones futuras.

2. Pasar de la euforia al pánico

Comprar en momentos de euforia y vender en momentos de pánico son tópicos a la hora de invertir y pueden afectar a la rentabilidad de la cartera. Para evitar esta conducta, debemos ajustarnos a nuestro plan de inversión. Esto puede ayudarnos a evitar malos resultados a corto plazo. Limitar la frecuencia con la que accedemos a información también ayuda a mantener la inversión, cumplir con el horizonte temporal y evita actuar impulsivamente.

3. Hacer juicios sesgados

Por ejemplo, cuando sobrevaloramos las experiencias recientes y tras una fuerte caída en bolsa tendemos a optar por un posicionamiento defensivo, olvidándonos de que la caída ha tenido un efecto positivo en la valoración de los activos, que ahora cotizan a precios potencialmente más interesantes. Como consecuencia, no volvemos a aumentar exposición hasta que los mercados acumulan varios años de rendimientos positivos, que nos perderemos en gran medida.

4. Seguir al "rebaño"

Como seres humanos, el pensamiento y el comportamiento de las personas de nuestro entorno, "el rebaño", puede influirnos. Tendemos a asumir que el grupo colectivamente sabe algo que nosotros no, así que les seguimos irracionalmente, ignorando la información de la que disponemos y lo que nos conviene a nosotros como individuos. Para superar este efecto hay que ser realista respecto a nuestra actual situación financiera y valorarla con la cabeza fría.

5. Tener miedo a perder

Esta tendencia puede llevarnos a mantener demasiado tiempo inversiones que están cayendo en lugar de materializar una pérdida. Igualmente, podemos vender precipitadamente inversiones que han subido demasiado por temor a perder las ganancias. Si estamos pensando en vender o mantener una inversión, no basta con examinar las rentabilidades recientes, debemos tener en cuenta las perspectivas del mercado y analizar las ventajas y los riesgos de la inversión frente a otras alternativas.

6. Apostar solo por lo conocido

Es cuando se valoran más las inversiones que ya tenemos que las que pueden ser atractivas. Esto lleva a mantener carteras con riesgos inapropiados, lo que afecta negativamente a la inversión. Por ello, es importante mantener una elevada y correcta diversificación de nuestra cartera.

7. Valorar más el presente

Este sesgo se ve claramente reflejado, por ejemplo, en los propósitos de año nuevo. Los buenos propósitos como ponerse a dieta, dejar de fumar o ir al gimnasio quedan enterrados a las pocas semanas cuando otros estímulos diarios tuercen nuestra voluntad. Del mismo modo, a la hora de planificar nuestras inversiones, aunque hayamos establecido previamente una estrategia de inversión de largo plazo bien estructurada, la evolución de los mercados en el día a día se encargará de ponerla en riesgo y priorizamos el corto plazo incumpliendo con el horizonte de la inversión.

Aunque no podemos hacer desaparecer los sesgos a los que nos vemos sometidos como inversores cada vez que decidimos qué hacer con nuestro dinero sí podemos intentar mitigarlos. Para ello, recomendamos contar con una adecuada formación financiera, buen asesoramiento y obtener información contrastada antes de tomar una decisión.


Publicado el 2 de junio de 2022

Recuerda que toda inversión conlleva riesgos, incluido ausencia de rentabilidad, pérdida del capital invertido y/o el riesgo de tipo de cambio para las productos denominados en divisa distinta del €.

Este artículo ha sido redactado sin ánimo de exhaustividad y con efectos meramente informativos, sin que el mismo suponga ningún tipo de asesoramiento o recomendación por parte de Open Bank, S.A. Para confirmar la información acuda a fuentes de información oficiales o consulte con un profesional. Open Bank, S.A. declina cualquier responsabilidad por la emisión del presente artículo.