Cuando, sin entenderlo, el dinero de la nómina sale de la cuenta a la misma velocidad a la que entró, es el momento de ponerte. Más allá de los gastos fijos habituales como la cuota de la hipoteca o el pago del alquiler, la luz, el gas o la conexión a internet, hay un concepto de gasto que desde hace años va ganando peso en nuestras cuentas bancarias. Son los llamados gastos hormiga, pequeños dispendios en los que rara vez reparas pero que terminan arruinando cualquier previsión.

¿Qué es un gasto hormiga?

Los gastos hormiga son caprichos rutinarios, prescindibles y que normalmente ni siquiera disfrutas. Pagos cotidianos como esos cafés diarios mientras llega el bus o las compras impulsivas que haces en línea de caja. Se consumen como un acto reflejo y es muy fácil caer en su trampa de forma recurrente: diaria, semanal o mensualmente. Dentro de esta categoría se incluye cualquier pequeño gasto que drene nuestra economía. Porque lo que los define es eso, que son pequeños, casi insignificantes, pero que, una vez se juntan todos, la cifra ya es significativa.

Los gastos hormiga se escudan en el clásico: “si solo son 2 € (10 € o 15 €…) que no van a ninguna parte”. Probablemente no a corto plazo, pero a la larga y de forma incluso crónica, la presión se hace cada vez más abultada y resulta más complicado hacerles frente.

En otras palabras, que gastar 1 € al día puede parecer poco, pero la cosa cambia cuando se transforman en 365 € al año. Esa ya es una cantidad a tener en cuenta.

¿Cómo evitar que los gastos hormiga se apoderen de mi cuenta?

El recurso más poderoso para evitar que los gastos hormiga es el sentido común. Ponernos barreras psicológicas nos ayuda a detectar estos automatismos que cometemos en el día a día. Algo tan simple como el cambio a una contraseña poco habitual o la manera de acceder al móvil para pagar rápidamente son esenciales para ser conscientes de ello.

También existen herramientas que te ayudarán a controlar los gastos hormiga. Una de las más potentes es un gestor de gastos personal como el que tienes con Openbank. Gracias a él puedes acceder a la distribución de tus gastos e incluso dividirlos por categorías. Así podrás saber en qué se te está yendo el dinero y tomar medidas al respecto.

Otra fórmula para superar los gastos hormiga consiste en buscar e identificar estos gastos y proyectar su impacto a largo plazo. Saber cuánto suponen esos pequeños gastos en términos semanales o mensuales suele ser un motivo de sobra para cerrarles el grifo. Y si la cuantía resultante no es sustancial, calcularlo a un año vista es más efectivo. De hecho, prueba a calcularlo y pensar otras formas en las que aprovechar ese dinero. Seguro que se te ocurren más de una.

Y es que el principal poder de los gastos hormiga es el de la invisibilidad. En el día a día pasan desapercibidos, pero la suma de todos ellos puede rondar entre los 150 € y los 175 € al mes.

¿Qué productos o servicios se consideran o convierten gastos hormiga?

Esta recopilación de ejemplos de gastos hormiga, agrupada por tipo de actividad / gasto, puede ayudarte a frenarlos:

  • ¿Qué haces con esa tarifa, si no la usas? En la época del super y el hipersize, no pensamos en la funcionalidad real. Preguntarnos acerca del uso de ciertos servicios o consultar otras compañías nos abrirá los ojos y hará que nuestro proveedor nos quiera más.
  • Ese pequeño vicio, confesable o no: tabaco, café o cervezas en tiempos muertos… recurrimos a ellos como acto reflejo. Piensa dos veces antes de pedirlos o consumirlos; los apreciarás más.
  • “No sin mi serie”. la suscripción a tu proveedor es intocable, pero ¿y las otras 2 o 3 que no aprovechas? Agrupa en una lista el contenido que quieras ver (series, películas o documentales) y activa las suscripciones por meses.
  • El “cuando pase la pandemia…” ya ha llegado. Retomar la normalidad requiere que nuestro bolsillo también lo haga. Planificar a medio/largo plazo y recuperar proyectos aplazados ayuda a definir una meta y a que nos controlemos.
  • ¡Cabeza, Laureano, cabeza! Al acabar la jornada comemos y compramos con los ojos. Una pequeña reflexión en el momento nos ayudará a definir si es un acto impulsivo o lo deseamos de verdad. Asegúrate de que el premio realmente lo has decidido tú.
  • ¿La noche te confunde? Tras el “momento pandemia”, los gastos, salidas y planes de ocio se han disparado. Al igual que en el punto anterior, cuidado con dejarse llevar por el fulgor del momento. Es habitual arrepentirse al día siguiente, lamentando los excesos del día anterior.
  • En casa sabe mejor. Necesitamos hacer vida fuera de casa. Si comer pasa de excepción a algo normal, se perderá la magia. Comer y beber fuera es caro, hacerlo en casa ayudará a ahorrar para dedicarlo a otras cosas.
  • Lo barato sale caro. ¿Ese outlet o tienda de ventas flash es lo más y debes ir o entrar a comprar antes de que se agote? Por supuesto, siempre que no nos estén dando gato por liebre y que esa oportunidad sea más un intento de vestir como producto o servicio interesante algo que no lo es.
  • Si es bueno para tu salud, lo es para tu cartera. El combustible y la inflación han afectado a los precios del transporte y todo lo que les rodea. Si puedes ir en transporte público, lo notarás, pero si lo haces andando o en bicicleta, el que lo sentirá será tu cuerpo y tú te verás beneficiado.

Como ves, hay muchos gastos que entran dentro de esta categoría de gastos hormiga y no tienes por qué terminar con todos a la vez. Prueba a empezar con los que menos te importan y busca formas de reducir el impacto del resto. Una de ellas es aprovechar los descuentos Openbank para grandes y pequeños gastos. Así tendrás más, por menos.


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