La gestión pasiva o inversión indexada ha experimentado un auge imparable durante los últimos años. Aunque su penetración aún es mucho mayor en Estados Unidos, en Europa cada vez tiene más peso en las carteras de fondos de inversión. En este caso, no aplica el Spain is different, y aunque a menor escala, también va ganando peso.

¿Qué es la gestión pasiva?

Se llama gestión pasiva a la construcción de una cartera mediante la réplica de un índice. De ahí que también se conozca como gestión indexada. En concreto, consiste en comprar posiciones del índice que se pretende seguir con la misma ponderación, de forma que el comportamiento de la cartera sea lo más parecido posible al del índice. Es decir, si el índice sube, el fondo de gestión pasiva registrará una subida muy similar, y lo mismo si cae.

ETF vs fondos de inversión indexados

Para invertir en gestión pasiva, se puede hacer a través de ETF y de fondos de inversión indexados. ETF es el acrónimo de Exchange Trade Fund, que se puede traducir por fondo cotizado, y consiste en una cesta de valores y activos financieros que replica un índice, ya sea de renta variable, renta fija o materias primas, divisas…, etc. Por su parte, un fondo indexado también replica un índice de igual forma, pero no cotiza en bolsa.

Así, los ETFs, al ser fondos cotizados, como cualquier acción, cotizan y pueden comprarse o venderse en cualquier momento de la sesión. Esta es una de las principales diferencias entre los ETF y los fondos indexados, ya que la operativa de compra o venta de estos últimos es la misma que la de un fondo de inversión tradicional y se realiza a través de la gestora. Sin embargo, el tratamiento de fondo de inversión de los fondos indexados es, por otra parte, su principal aliado debido a su fiscalidad, pues se pueden realizar traspasos entre un fondo indexado y otro sin tener que pagar peaje fiscal, es decir, sin tributar por los rendimientos del ahorro hasta que no se rescate. En el caso de los ETF sí se tributa por los rendimientos en cada venta.

Ventajas de la gestión pasiva

Otra de las grandes ventajas de la gestión pasiva o indexada es su sencillez, ya que es muy fácil de entender por parte de los inversores. Pero no es la única, el bajo coste es otra de sus características. Mientras que en la gestión activa hay un equipo gestor que aplica sus estrategias y decisiones de inversión (a través del análisis del mercado, de las compañías, de los resultados empresariales…, etc.) para construir una cartera que logre batir al índice de referencia, en la gestión pasiva este coste se elimina, ya que simplemente hay modificar de la cartera cuando cambie la composición del índice, dando como resultado unas menores comisiones de gestión.

Cabe destacar también la elevada diversificación que ofrecen, puesto que con cada participación se tiene exposición a un índice completo. También su transparencia, ya que es posible consultar su precio durante la sesión bursátil en tiempo real.

Tipos de ETF

Los ETF pueden dividirse a grandes rasgos en tres grandes grupos:

  • Simples: replican un índice y su comportamiento.
  • Inversos: se mueven en sentido inverso al índice. Es decir, si el índice sube, el ETF bajará en una proporción similar y viceversa. Se utilizan, por tanto, cuando se estima que el mercado o activos que forman parte del índice van a registrar caídas.
  • Apalancados: multiplican la rentabilidad del índice que replican. Normalmente, indican el factor porque se eleva dicho rendimiento. Es decir, si un ETF aplica un factor 2x (dos veces), y replica el Ibex 35, multiplicará por dos la rentabilidad registrada por el selectivo español.

Conceptos clave de la gestión pasiva

  • Índice replicado. El denominador común de la gestión pasiva es la réplica de un índice. De ahí que, la elección del índice que se replica sea crucial. No todos los índices de un mismo mercado o clase de activo tienen la misma composición (capitalización, ponderación de los países…, etc.) y esas desigualdades pueden deparar diferencias en la rentabilidad.

  • Tipos de réplica. La réplica del índice puede ser Física o Sintética.

    • Los fondos de réplica física adquieren todos los componentes del índice que se va a replicar. Ésta, a su vez, puede ser réplica completa, en la que se compran todos los componentes del índice, o parcial, en la que se compra una muestra representativa del índice.
    • Los fondos de réplica sintética llevan a cabo la réplica a través de un derivado o swap. Este tipo de réplica se suele utilizar, por ejemplo, con los fondos de materias primas donde el subyacente es un activo físico (por ejemplo, petróleo), que es más difícil de tener en custodia.
  • TER (Total Expense Ratio). Son los gastos totales del fondo, es decir, que incluye todas las comisiones que la gestora cobra por gestionar el fondo o ETF.

  • Tracking error. Mide el diferencial entre la rentabilidad del fondo y la del índice replicado. Cuanto más bajo sea, más parecido será el rendimiento del índice y el fondo.

  • Diferencial de compra-venta (bid-ask spread). Es la diferencia entre el precio al que los valores financieros y las participaciones de un fondo se venden y se compran.

  • Liquidez. Los fondos indexados y los ETF suelen contar en líneas generales con una elevada liquidez, especialmente con los que tienen un mayor volumen de activos bajo gestión. En el caso de los ETF, como se ha mencionado anteriormente, al cotizar en bolsa se pueden comprar o vender durante la sesión.

Además, los ETF cuentan con lo que se denominan creadores de mercados (market makers) que aportan liquidez mediante su presencia permanente en el mercado tanto a la compra como a la venta. Cuantos más creadores de mercado haya para un ETF, más posibilidades habrá de que se reduzca el diferencial entre oferta y demanda, o lo que es lo mismo, de obtener un mejor precio.


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