Nos encontramos en un momento en el que, debido a la pandemia, viajar es más que nunca un deseo, ya que probablemente no es lo más recomendable actualmente. Así, este año, el Día Internacional del Turismo tiene que celebrarse de una manera distinta, rememorando viajes pasados o haciéndolos de otra manera. Por ejemplo, a través de nuestra cartera de inversión.

El hecho de que nuestra cartera esté compuesta de empresas de diversos países, es decir, diversificada geográficamente, reduce los riesgos que asumimos, como hemos explicado en anteriores post. Una forma de llevar a cabo esta diversificación, por ejemplo, es invertir no solo en los tradicionales mercados desarrollados, como los países europeos, Estados Unidos o Japón, sino también asumir posiciones en los denominados mercados emergentes, aunque con cautela, ya que tienen unas características particulares y entrañan mayores riesgos.

Los países emergentes son economías en desarrollo, que cuentan con un elevado potencial de crecimiento, pero que todavía no pueden considerarse desarrolladas. Las cuatro regiones más representativas de este grupo son los denominados BRIC (Brasil, Rusia, India y China), también se incluyen países como Sudáfrica, México, Indonesia, o Corea, por poner solo algunos ejemplos. Pese a que son muy diferentes entre sí, estos países cuentan con algunas características comunes, que les confieren un gran potencial como inversión:

  • Suelen tener una amplia población, y salvo excepciones, joven que se está mudando de las zonas rurales a las ciudades al calor de la urbanización que están llevando a cabo.

  • Cuentan con una clase media creciente y, como consecuencia, se está produciendo un aumento del consumo en estas regiones.

  • Experimentan una incipiente y progresiva apertura e internacionalización de sus economías.

  • Son países ricos en recursos naturales.

Riesgos de los mercados emergentes

Sin embargo, las reformas estructurales y económicas que están llevando a cabo y que están permitiendo que corrijan paulatinamente sus desequilibrios, no hace que estén exentos de riesgos, y éstos son mayores que cuando se invierte en países desarrollados, algunos de los principales son:

  • Mercados más volátiles que los desarrollados y con un mayor riesgo de liquidez.

  • Los tipos de cambio de las divisas. Siempre que se invierte en otra divisa se asume un riesgo de tipo de cambio que puede propiciar que se gane más o se pierda dinero con la inversión realizada. No obstante, en el caso de las divisas de los emergentes, éstas suelen ser muy volátiles, por lo que hay que tener especial cautela. En cualquier caso, siempre se puede realizar una cobertura en euros de la posición o invertir directamente en moneda fuerte (euro o dólar) si es posible.

  • Inestabilidad geopolítica. No todos estos países cuentan con un marco regulatorio y político estable y transparente, y las circunstancias que acontecen a cada uno de ellos pueden desestabilizar la economía y el mercado del país en cuestión.

  • Elevada inflación. Estos países soportan una inflación, y, por ende, unos tipos de interés más altos que en los países desarrollados.

¿Cómo se puede invertir en ellos?

Dada estas particularidades, lo más cómodo es delegar la gestión en un profesional y/o invertir en estos mercados a través de fondos de inversión o de ETFs. La heterogeneidad de cada uno de los países emergentes hace que ser selectivo y contar un profesional que tome las decisiones sea clave para obtener éxito.

No obstante, también es posible invertir a través de acciones, bien de compañías que coticen directamente en los mercados bursátiles de estos países, o de empresas que coticen en mercados desarrollados, pero que la mayor parte de sus beneficios procedan de estos países (aunque ésta no sería una inversión directa en mercados emergentes pura).

Por supuesto, también cabe la opción de invertir a través de los mercados de deuda, ya sea a través de las emisiones de crédito corporativo de las empresas de estas regiones, o de los bonos soberanos o cuasi soberanos (en estos países es habitual que muchas empresas sean de propiedad estatal) que realizan los gobiernos.

En cualquier caso, como hemos mencionado anteriormente, sea cual sea la fórmula o el vehículo elegido para realizar la inversión, los expertos suelen coincidir en que la selección es clave para invertir en los países emergentes, así como contar con una cartera diversificada. Volviendo al terreno de los viajes, equivaldría a algo así como elegir muy bien el itinerario de los países y lugares (posiciones) que queremos visitar a través de nuestra cartera y cuánto vamos a estar allí (exposición). Son lugares con mucho potencial, pero a los que hay que ‘viajar’ con cautela y si es acompañado de un buen guía (experto en inversión), mejor.


Publicado el 25 de septiembre de 2020

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