Si hablamos de orden y Asia, a todos nos viene a la mente inmediatamente Marie Kondo, cuyo método se ha vuelto mundialmente conocido. Sin embargo, no es la primera japonesa que ha creado su propio método. Hace años, Motoko Hani desarrolló un método para poner en orden las finanzas y hacer más efectivo el ahorro: el método Kakebo.

Motoko Hani, considerada la primera periodista de Japón y fundadora de la primera revista femenina del país, creó en 1904 este efectivo método de ahorro, para el que solo se necesita papel, boli y dedicarle tiempo y constancia. Evidentemente, se basa en la máxima de gastar menos de lo que se ingresa, pero en este caso el elemento psicológico juega un papel fundamental.

¿En qué consiste este método?

La base del método Kakebo consiste en ir anotando cada ingreso y/o gasto que tenemos en un papel (aunque también se puede utilizar cualquier hoja de cálculo digital, como Excel). La clave es ser constantes y no hacernos trampas a nosotros mismos. Es decir, apuntar todos los gastos sin excepción y no dejar de anotar ninguno por pequeño que nos parezca. Y lo mismo con los ingresos, además del sueldo, también se deben tener en cuenta si se cobra algún alquiler, si reciben propinas como sucede en determinadas profesiones, etc.

Es cierto que a priori este método parece tedioso, ya que apuntarlo todo requiere tiempo y dedicación, pero merece la pena por los resultados que se obtienen. Además, todo es cuestión de organizarse y, por ejemplo, poner una hora fija semanal para realizar esta tarea.

El efecto psicológico del método kakebo

Tener todos nuestros gastos plasmados en un papel permite que nos demos cuenta de la relevancia que tienen esos pequeños gastos del día a día. Por ejemplo, ¿has echado cuentas alguna vez de lo que te gastas en el café de la mañana o la tarde? ¿O esos caprichos innecesarios que a veces nos permitimos? Ver la suma de total de este tipo de gastos ayuda a concienciarse y reducir la cuantía. Es aquí donde entra el componente psicológico. Gastarnos 1,80 € en el café diario nos parece aceptable, pero destinar en torno a 36 € al mes (o alrededor de 400 € al año -descontando los días que estamos de vacaciones-), quizá nos haga plantearnos que es un gasto prescindible, o al menos que se puede reducir.

Además, otra de las características del método Kakebo -para resaltar el aspecto psicológico- es que los gastos se agrupan en las siguientes categorías y además se les asigna un color diferente (para reforzar de este modo la parte visual):

  1. Indispensables para la vida o supervivencia: aquí se deben apuntar los gastos relacionados con la alimentación, salud, transporte o vivienda.
  2. Ocio: en esta partida se encuadran todos los gastos relacionados con teatro, cenas o almuerzos, museos, viajes, etc.
  3. Imprevistos: gastos que no teníamos pensados, pero hemos tenido que afrontar, como la rotura de un electrodoméstico, para ejemplo.
  4. Extras: caprichos que nos permitimos, como la compra de una prenda de ropa.

Esta categorización nos permite comprobar de un simple vistazo qué gastos son totalmente prescindibles y cuáles no, o aquellos que no podíamos haber evitado (imprevistos), pero para los que si hubiera sido conveniente tener una cantidad de dinero reservada para ello porque antes o después terminan surgiendo.

Para completar el método Kakebo, lo ideal es marcarse un objetivo de ahorro e ir alcanzándolo poco a poco con la reducción de los gastos mensuales. El hecho de fijarnos una meta nos ayuda también psicológicamente a que tengamos un propósito y seamos constantes hasta su consecución. El objetivo marcado puede ser algo material, pero también puede ser un buen momento para destinar una cantidad a la inversión.

Así, el método Kakebo es en un buen aliado para conseguir el binomio perfecto, ahorrar e invertir. Eso sí, será necesario aplicar la tradicional disciplina japonesa y concentrar nuestros esfuerzos en ello.


Publicado el 18 de febrero de 2022