Si utilizamos el acrónimo VAR, la mayoría de los aficionados al fútbol pensarán rápidamente en el mecanismo que permite visualizar una jugada de nuevo para evitar errores arbitrales, pero, aunque muchos no lo sepan, existe otro VaR, en este caso en el sector financiero.

¿Qué es el VaR y para qué sirve?

El VaR toma su nombre de Value at Risk y a grandes rasgos podríamos decir que es una medida de exposición al riesgo de mercado de una inversión. En concreto, se utiliza para medir la probabilidad de pérdida máxima de una cartera o de un fondo de inversión, por ejemplo, durante un periodo de tiempo concreto, con un nivel de confianza estadística determinado, en circunstancias normales de mercado. Por ejemplo, un VaR 5 a un año y con un nivel de confianza del 95 % significa que: existe una probabilidad del 95 % de que el inversor no pierda más de un 5 % en un año.

Por tanto, el VaR está formado por tres elementos que hay que definir:

  • El nivel de confianza. Normalmente, se suele hacer con una fiabilidad de entre el 90 % y el 99 %.
  • El periodo en el que se va a calcular. Esto difiere mucho en función de los activos en los que se invierte. En las carteras que se realizan operaciones intradía, por ejemplo, el cálculo del VaR suele ser diario.
  • Pérdida máxima que se puede registrar.

En qué se basa el cálculo del VaR

Ya tienes una ligera idea de lo que es el VaR. Aunque no vamos a entrar en detalles de cómo se calcula el VaR, sí se debe resaltar que para hacerlo se utilizan sistemas matemáticos como, por ejemplo:

  • Histórico. Este modelo se basa en asumir que el pasado se repetirá en el futuro.
  • Simulación de Montecarlo. Además de tomar como referencia las rentabilidades obtenidas en el pasado, mediante un software informático se generan una serie de rentabilidades aleatorias que permiten abarcar los diversos escenarios posibles.
  • Paramétrico. Utiliza datos de rentabilidad estimados y asume una distribución normal de la rentabilidad.

¿Por qué sirve como referencia?

Los expertos coinciden en señalar que el VaR es una medida muy intuitiva y fácil de entender para los inversores, por lo que resulta muy útil. Es cierto que existen otras medidas del riesgo, como la volatilidad, pero para los inversores suele ser menos indicativa, ya que la volatilidad mide las oscilaciones al alza y a la baja, mientras que el VaR solo mide el riesgo de pérdidas y este es uno de los aspectos que más preocupa a los inversores: cuánto dinero pueden perder.

Como siempre señalamos, a la hora de invertir hay que tener en cuenta multitud de parámetros y variables que afectan de diferente manera a cada inversor, pero a partir de ahora, ya sabemos que también se puede preguntar por el VaR de una inversión, para tener una idea aproximada de cuánto podemos perder en circunstancias de mercado normales, es decir, si no se producen sucesos impredecibles, como ha podido ser la propagación del coronavirus. Ahora que ya sabes qué es el VaR, ¡tenlo en cuenta en tus futuras inversiones!


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