Cuando los robots se volvieron más ‘listos’ e impactaron en nuestra vida cotidiana.

La inteligencia artificial es un tema que está acaparando mucho interés en los últimos años por los avances que está experimentando y, sobre todo, porque se empiezan a ver aplicaciones reales como ChatGPT, aunque en el mundo del marketing, finanzas o manufacturas es algo que se viene utilizando desde hace años.

La inteligencia artificial, según la RAE, es la disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico. El nombre lo acuñó John McCarthy, profesor primero del MIT y luego de Stanford, que ganó el premio Turing en 1971. Introdujo el concepto de Inteligencia Artificial en la Conferencia de Dartmouth en 1956, donde un grupo de investigadores tuvo el desafío de describir acciones o aspectos del aprendizaje que las máquinas pudiesen recrear como personas. Algunos de los temas tratados durante la conferencia fueron el lenguaje natural y su procesamiento, las redes neuronales o la teoría de la computación, entre otros.

Para determinar cuándo una máquina se podría considerar inteligente, Alan Turing diseñó lo que ahora se conoce como el Test de Turing (1948), que es un conjunto de preguntas que un humano hace a una máquina. La máquina se considerará inteligente si es capaz de “engañar” al entrevistador y hacerle pensar que está hablando con un humano.

Unos de los chatbots (un programa informático que se comunica con los humanos) más famosos es ELIZA, diseñado en 1966 por Joseph Weizenbaum, por ser uno de los primeros en pasar el Test de Turing. Ha pasado mucho tiempo y el desarrollo que ha habido en este campo no solo ha sido espectacular, sino que no para de crecer.

Quizás los primeros momentos en los que empezamos a ser conscientes de que la Inteligencia Artificial era una cosa real y no de películas la tuvimos en tres momentos muy cotidianos:

  • Cuando empezábamos a teclear una búsqueda en Google y antes de haber terminado de escribirla, Google nos proponía una que era exactamente la que íbamos a buscar.

  • Cuando comprábamos una cosa en Amazon y nos recomendaban comprar conjuntamente algo que, misteriosamente, nos cuadraba bastante.

  • Cuando Netflix, después de unos días usándolo, nos proponía ver una película que luego nos encantaba.

Realmente, lo que hay por detrás de la inteligencia artificial son algoritmos que buscan patrones de comportamiento que van aprendiendo conforme nosotros utilizamos el buscador o la plataforma de películas; y lo que subyace es que, aunque nos creamos muy especiales, los humanos somos bastante predecibles…

Usos y ventajas de la inteligencia artificial

En materia de inversiones, la Inteligencia Artificial atrae un interés enorme por el crecimiento que está teniendo su aplicación a multitud de situaciones y procesos, con su consiguiente beneficio económico actual y futuro. Bien porque se van a poder hacer más cosas en menos tiempo; bien porque vamos a poder hacer las cosas de una manera más eficiente, que en términos de inversiones significa de forma más barata.

Además, el uso de la Inteligencia Artificial no está acotado al sector de Tecnología, sino que en transversal a todos los sectores económicos: salud, finanzas, industrial… incluso el sector inmobiliario.

Por ejemplo, en el campo de la inversión, la gestión de carteras con Inteligencia Artificial es un área de la inversión que está ganando popularidad año tras año, ya que puede ayudar a los gestores de carteras a tomar decisiones más informadas al analizar grandes cantidades de datos de mercado y utilizar algoritmos avanzados para identificar patrones y tendencias. Existen, en este caso, varios enfoques:

  • Uno de los métodos más utilizados es el aprendizaje automático para analizar datos históricos de mercado y que puedan ser utilizados para predecir el comportamiento futuro del mercado.

  • Otro enfoque es el procesamiento del lenguaje natural (PLN), que se utiliza para analizar noticias, informes y otros datos no estructurados para identificar posibles oportunidades de inversión o riesgos.

A medida que la tecnología continúa avanzando, se espera que la gestión de carteras con inteligencia artificial (IA) se vuelva aún más sofisticada y precisa en el futuro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la IA no es una solución mágica y los gestores de carteras deben seguir utilizado su experiencia y capacidades para tomar las mejores decisiones de inversión.

Si juntamos el crecimiento actual y futuro de la IA y su aplicación a todos los sectores económicos, el resultado es un tema de inversión realmente atractivo.

Por el camino habrá momentos difíciles y pruebas a superar, como han tenido todas las tecnologías incipientes, pero, en un futuro no muy lejano, el impacto que esta tecnología tenga en el crecimiento mundial será muy importante y por tanto nos parece un tema de inversión que debería estar en cualquier cartera de inversión.


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