En muchos productos financieros, como préstamos personales, hipotecas, depósitos o planes de pensiones, se menciona el TIN y/o la TAE de los mismos pero, ¿qué son estos acrónimos que casi siempre aparecen juntos y de los que todo el mundo ha oído hablar? ¿Qué calculan? ¿Hacen referencia a los mismos parámetros?

La respuesta es no. Pero conviene empezar por el principio. El tipo de interés es el precio del dinero. Es decir, lo que se va a pagar al banco en caso de que se pida un importe prestado, como en una hipoteca, o lo que se va a obtener por prestar, como en un depósito.

¿Qué es el TIN?

Partiendo de esta base, el Tipo de Interés Nominal (TIN) es el dinero que se pagará o se recibirá en un determinado periodo de tiempo, es decir, la vida del producto financiero. Normalmente, el TIN se suele calcular de forma mensual.

¿Qué es la TAE?

Por su parte, la Tasa Anual Equivalente (TAE) es, según el Banco de España, “el indicador que, en forma de tanto por ciento anual, revela el coste o rendimiento efectivo de un producto financiero, ya que incluye el interés, los gastos y comisiones bancarias”. Esta última parte de la definición es la principal diferencia entre ambos conceptos, puesto que el TIN, no incluye ni las comisiones, ni los gastos. De ahí que, a la hora de comparar productos, la TAE sea un indicador más fiable y el que se utiliza normalmente.

¿Qué es más importante: el TIN o la TAE?

Por ejemplo, en el caso de un préstamo, el TIN es el interés que se ha pactado con el banco que se va a abonar cada mes por recibir el dinero solicitado. Es decir, que la cuota mensual se compone de la parte del préstamo que se está devolviendo a la entidad más el TIN.

La TAE, por su lado, incluye el TIN, las comisiones, el seguro de daños y los gastos (como la comisión de apertura) y la periodicidad de los pagos. Por tanto, la TAE refleja mejor el precio real de la hipoteca al incluir parte de los costes. No obstante, no incorpora todos los gastos. Quedan excluidos, por ejemplo, algunos gastos asociados a la contratación de un producto vinculado a la hipoteca.

Así, para un préstamo de 10.000 € a 12 meses, con un TIN del 2,5% y sin comisiones, la TAE será de 2,529%. Pero si al mismo importe y plazo de 10.000 euros a 12 meses y un TIN del 2,5%, se le suma una comisión de apertura del 1% y un seguro a abonar en la contratación del 2%, la TAE se sitúa en el 8,510%, según el simulador del Banco de España. Normalmente, en el caso de los préstamos e hipotecas, la TAE suele ser mayor que el TIN.

¿Qué sucede si el tipo de interés es variable?

La TAE no supone una referencia tan real cuando la hipoteca es a tipo variable, ya que es imposible prever cómo va a evolucionar el indicador al que está referenciada, que suele ser el Euríbor. Se tratará, por tanto, de una TAE variable que la entidad actualizará según cambie el TIN, cuyo cálculo se realiza como Euríbor + el diferencial fijado por la entidad.

Sin embargo, en el caso de un depósito o cuenta de ahorro, el TIN será el rendimiento del producto, es decir, los intereses que se van a recibir. Mientras que la TAE, además del tipo de interés, también incluirá la liquidación de los intereses. Y para un plan de pensiones, sucede algo similar. El TIN es el rendimiento, mientras la TAE incluirá las comisiones del producto. De ahí, que en el caso de las inversiones, la TAE suela ser menor que el TIN.

En definitiva, no conviene comparar ambos indicadores, ya que no incluyen las mismas partidas y el periodo al que se calculan también suele ser distinto.


Publicado el 3 de octubre de 2019

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