Cualquier cliente que se haya dirigido a un banco o a una gestora para contratar un producto de inversión habrá tenido que rellenar unas sencillas preguntas sobre sus conocimientos y su experiencia a la hora de invertir. En realidad, se trata de un requerimiento de la directiva MIFID II con el objetivo de garantizar la protección de los inversores minoristas.

¿Qué es un test de conveniencia?

Uno de los cuestionarios que las entidades financieras deberán realizar es el test de conveniencia. Como explican desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)1, se trata de una serie de preguntas que la entidad realiza con el fin de conocer si un determinado producto o servicio de inversión es adecuado para un potencial inversor.

En concreto, se valoran los conocimientos y la experiencia en el ámbito de la inversión de la persona en cuestión a través de un conjunto de preguntas sobre los tipos de servicios e instrumentos con los que está familiarizado, la frecuencia y el volumen de inversión realizada previamente o su nivel de educación y su profesión.

Es importante que el inversor conteste con la mayor honestidad, dado que de sus respuestas dependerán los productos o servicios de inversión que más se pueden ajustar a su perfil inversor. De lo contrario, si contesta que tiene experiencia en inversión cuando no es así, podría acabar contratando un producto que no entiende. El cliente debe ser informado del resultado del test de conveniencia y es obligatorio que la entidad financiera le entregue una copia.

¿Puedes negarte a realizar el test de conveniencia?

En el caso de que el propio inversor rechace realizarlo, la entidad no podrá determinar si el producto es adecuado o no para él, por lo que tendrá que advertirle de esta circunstancia.

Y si aun así quiere contratar un producto complejo (aquel que implica tener un alto nivel de conocimientos como para poder valorar los riesgos y las características de un producto de inversión2), el cliente deberá firmar esa advertencia y un documento manuscrito en el que aparezca la siguiente frase: "Este es un producto complejo y por falta de información no ha podido ser evaluado como conveniente para mí"3.

Si, por el contrario, el cliente realiza el test, pero el resultado es que no es conveniente que contrate un determinado producto de inversión, la entidad financiera debe advertírselo por escrito. Y si se termina realizando la operación, el cliente deberá firmar esa advertencia junto con un documento manuscrito en el que aparezca esta frase: "Este producto es complejo y se considera no conveniente para mí".

Desde la CNMV advierten de que, tanto si no se realiza el test como si su resultado es negativo, el cliente debería reflexionar sobre si es conveniente para él realizar la operación. En todo caso, la entidad podrá tramitarla si el cliente insiste en hacerla pese a todo.

¿Qué es el test de idoneidad?

Hay otro cuestionario que es posible que el inversor tenga que realizar. Se trata del test de idoneidad, una serie de preguntas que la entidad realiza para asegurarse de que las recomendaciones que hace al cliente son las más adecuadas para él.

En esta prueba, según explican desde la CNMV, se realizan cuestiones relacionadas con:

  1. La situación financiera del cliente (es decir, su nivel de ingresos y el origen de estos, su capacidad para soportar pérdidas, su patrimonio, sus gastos habituales...), y
  2. Con sus objetivos de inversión (la finalidad de esa inversión, cuánto tiempo querría mantenerla, su perfil y su tolerancia al riesgo).

En este caso, si el cliente no proporciona la información necesaria para valorar su idoneidad, no podrá recibir recomendaciones por parte de la entidad sobre servicios de inversión o instrumentos financieros.

Estos test son de obligada realización para el caso de los clientes que quieran invertir su dinero en un producto de inversión, pero no es necesario hacerlos a todos los usuarios de una entidad. Así, si se contrata una cuenta corriente, un depósito o un préstamo no se realizará, pero sí se hará cuando se quiera contratar, por ejemplo el servicio de gestión discrecional de carteras.

¿Qué es MiFID? ¿Y por qué se hacen estos tests?

Estos test no han existido siempre. La obligación de realizarlos llegó con la normativa europea conocida como MiFID (Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros), que se incorporó al ordenamiento jurídico español en 20074. En ella se regula la relación entre los inversores y las entidades. De hecho, estas pruebas se suelen conocer como test MiFID.

El objetivo es proteger a los inversores minoristas evitando que contraten productos de inversión que no son adecuados para ellos. Así, obliga a las entidades financieras a actuar de forma honesta, imparcial y profesional, a proporcionar al cliente información clara y no engañosa y a prestar servicios de inversión teniendo en cuenta las circunstancias de cada cliente.

De hecho, a lo primero que obliga la norma es a identificar a los clientes minoristas, que son los que tienen menores conocimientos y experiencia en los mercados de valores5 y por eso, necesitan mayor protección. Son, en realidad, la mayoría de los particulares, mientras que solo una minoría son considerados inversores profesionales, es decir, aquellos que tienen la experiencia y conocimientos necesarios para tomar sus propias decisiones de inversión y saben valorar los riesgos que se asume6.


1CNMV. 50 preguntas y respuestas básicas sobre inversión
2Productos complejos
3CNMV. Sus derechos como inversor. La protección de MiFID
5CNMV. Clasificación de inversores: profesionales y minoristas
6CNMV Glosario

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