En el entorno actual de elevada inflación, ralentización del crecimiento y subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales para intentar controlar los precios, la deuda, y más concretamente la renta fija pública, parece que vuelve a atraer la atención de los inversores. Pero vamos a ir por partes.

¿A qué se le llama renta fija pública?

Se trata de la deuda emitida por los estados, las comunidades autónomas u otros organismos públicos1. Es decir, son los bonos que emiten, por ejemplo, el gobierno español o el alemán. No entran en esta categoría la deuda emitida por una empresa privada, ya que esos serían bonos corporativos, como ya explicamos en un post anterior.

¿Qué tipos de renta fija pública existen?

Existen diferentes tipos de deuda pública en función de su plazo de vencimiento, según el Tesoro Público2:

  • Letras: valores a corto plazo emitidos a 3, 6, 9 y 12 meses.
  • Bonos: valores a medio plazo emitidos a 2, 3 y 5 años.
  • Obligaciones: valores a largo plazo emitidos a 10, 15 y 30 años.

Las Letras del Tesoro se emiten a descuento (la rentabilidad se establece como diferencia entre el precio de compra y el precio de reembolso). En el caso de los Bonos y las Obligaciones, estos generan una rentabilidad para el inversor normalmente a través de pagos periódicos (los denominados cupones) hasta el momento de su vencimiento, en el que se abona el valor de amortización del bono (se devuelve el capital inicial invertido) y se paga el último cupón. En el caso de la deuda del Estado Español, los cupones que se pagan suelen ser fijos3.

¿Por qué vuelve a ser atractiva la renta fija?

Durante los últimos años, el entorno de bajos tipos de interés y bajos rendimientos ha provocado que la renta fija perdiera el interés de los inversores, que buscaban otros activos que ofrecieran rentabilidades más altas.

Sin embargo, el contexto ha cambiado en los últimos meses y los expertos consideran que, tras las significativas caídas que han sufrido, ahora podrían ofrecer un potencial atractivo. En opinión de Schroders4, hay dos razones para ello: “en primer lugar, que los niveles de rendimiento vuelven a ser atractivos y existe un potencial de rentabilidad; y segundo, que a medida que la inflación alcance su punto máximo y el crecimiento se ralentice, las subidas de tipos no serán tan altas”.

Similar opinión comparten en Amundi5, ya que consideran que “la reciente venta masiva de bonos de deuda pública que se ha producido en los mercados hace que esta clase de activos sea (siendo selectivos) más atractiva, ya que ahora tiene en cuenta la actitud agresiva de los bancos centrales y, en cierto punto, podrían verse obligados a hacer menos para evitar una recesión o una mayor fragmentación. Somos más positivos que antes y estamos cerca de la neutralidad en cuanto a la duración en EE. UU. y los países core de Europa, pero mantenemos un enfoque ágil En la deuda de los países periféricos de la zona euro (España, Italia, Grecia y Portugal) nos mantenemos neutrales y seguimos de cerca los riesgos de fragmentación”.

Riesgos actuales en renta fija

Duración. Para los expertos, una de las claves para invertir actualmente es, precisamente, vigilar la duración, que, como ya explicamos en un post anterior, es el vencimiento medio ponderado de todos los flujos (pago de cupones) que paga un bono. Y es, por tanto, la variable que nos indica el riesgo de sufrir cambios en los precios y la sensibilidad del bono a los tipos de interés.

En un contexto de tipos de interés al alza como en el que nos encontramos actualmente, si los tipos finalmente suben más de lo que ha descontado el mercado, los bonos de deuda pública emitidos con un interés menor perderán atractivo para los inversores.

Solvencia del emisor. Otro de los riesgos que tampoco hay que olvidar son los derivados del emisor, es decir, que no pueda hacer frente al pago de la deuda, por lo que es recomendable elegir emisores soberanos con solvencia. Para medir este riesgo, las agencias de rating otorgan una calificación de calidad crediticia, por la que cuanto más elevada es la calificación, menor es en teoría este riesgo y, como consecuencia, menor el cupón del bono, y viceversa.

Por ejemplo, en la actualidad se habla mucho de las diferentes situaciones económicas de los países de la zona euro, en especial de los periféricos. Popularmente se habla de fragmentación, pero, aunque tras el anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que comenzaría a subir los tipos se produjeron fuertes tensiones en los diferenciales de los países periféricos (diferencia entre la rentabilidad del bono alemán -considerado el más seguro de la Eurozona- y la rentabilidad de los bonos de los países periféricos)6, el BCE llevó a cabo una reunión excepcional el 15 de junio, en la que decidió utilizar la flexibilidad de las reinversiones en el marco del programa de compra de activos por la emergencia pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés) y se comprometió a actuar debido al resurgimiento de los riesgos de fragmentación7, intentando de este modo contener las primas de riesgo de estos países.

No obstante, como sucede con cualquier inversión, es conveniente contar con asesoramiento profesional para adecuarla a nuestro perfil de riesgo y rendimiento y ser selectivo. En este caso, la renta fija pública no es la excepción y las diferencias entre los distintos países u organizaciones nacionales que emiten deuda pública son significativas, e incluso lo son dentro de las diversas emisiones que realiza un país, donde cambia el vencimiento, el cupón, etc.


Publicado el 17 de octubre de 2022

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