Qué es el precio objetivo de una acción
A la hora de invertir en bolsa, descubrir cuál es el precio adecuado para realizar una compra o una venta puede ser complicado para un inversor particular. Es por lo que las grandes casas de análisis emiten informes en los que detallan qué valor consideran que tiene una compañía, es decir, si en su opinión una determinada empresa vale en bolsa más o menos que lo que marca su cotización.
No todos los inversores son iguales. La mayoría de los particulares tienen la consideración de "minoristas"; es decir, son aquellos que tienen menores conocimientos y poca experiencia en los mercados de valores, por lo que están más protegidos por la regulación.
En el lado contrario están los profesionales, que son los que entienden más el mundo de la inversión y, en particular, los riesgos de los mercados y sus productos y servicios1.
El precio objetivo de una acción
Estas diferencias hacen necesario que los minoristas cuenten con alguna guía a la hora de invertir. Y una de las herramientas más utilizadas es el precio objetivo, que no es otro que el que un analista considera que debe tener una acción, en base a un análisis previo realizado sobre esa acción.
Para interpretarlo hay que tener en cuenta que, cuando el precio objetivo de una acción está por encima de su cotización, se considera que el valor está barato2, es decir, que está infravalorado, por lo que tendría lógica comprar sus títulos.
Y, al contrario, si el precio objetivo está por debajo, se cree que la acción está cara o sobrevalorada, de forma que lo que tendría sentido es vender las acciones.
¿Cómo se calcula el precio de una acción?
Se trata de una referencia que se suele utilizar más en el análisis fundamental. Las casas de análisis usan toda la información a su disposición para valorar el precio que debería tener una acción.
Entre esa información se encuentran todas las métricas de la compañía, algunas de las cuales se pueden localizar en sus cuentas trimestrales, semestrales o anuales. También se valoran otras comunicaciones que las empresas remiten a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o al supervisor correspondiente de cualquier otro país.
Las empresas cotizadas deben informar al mercado en el que operan toda la información que pueda afectar al precio de una acción, a través de su página web y de la CNMV (o el supervisor correspondiente) y del Registro Mercantil.
Su cálculo no sigue una fórmula matemática concreta, sino que depende del método de cada analista. Eso sí, hay cinco métricas que suelen utilizarse habitualmente para fijar los precios objetivos:
- El PER, que relaciona el precio en bolsa con los beneficios anuales.
- El PEG, que divide el PER entre el porcentaje de crecimiento anual.
- La ratio P/B, que mide la relación entre la cotización y el valor en libros de una compañía.
- La P/S, que compara las ventas de una firma con su valor en bolsa, y
- La P/D, que relaciona el precio de la acción con los dividendos que paga la empresa.
Ese precio objetivo puede coincidir o no con la cotización de una acción en bolsa, que es el precio al que se negocia y que se fija en el mercado en función de la oferta y la demanda de los títulos de la compañía. El valor total de las acciones de una empresa en un determinado momento es lo que se conoce como valoración o capitalización de una compañía3.
Características del precio objetivo de una acción
Al utilizar el precio objetivo para tomar una decisión de inversión, hay que considerar varios aspectos. El primero es que el precio objetivo de un valor no es exacto4. Hay que considerar que depende de una valoración subjetiva.
Por mucho que una casa de análisis considere que una compañía debería cotizar a un precio, nada garantiza que la acción llegue a él en algún momento. Es necesario tomar estos precios objetivos como una orientación, pero en ningún caso como una recomendación para invertir, a pesar de que ofrezcan una imagen clara sobre la situación actual de la compañía y sus perspectivas de futuro.
Además, se trata de un precio que puede variar en función de los diferentes contextos macroeconómicos o de las circunstancias propias de la compañía5. Esto quiere decir que el que es un precio objetivo para un analista puede ser diferente, semanas o meses después, si cambia su consideración sobre la posible evolución de la firma.