Comisiones de los fondos de inversión. ¿Cuáles son?
A la hora de contratar un fondo de inversión, es muy importante conocer cuáles son todas sus comisiones y gastos asociados para no llevarse una sorpresa y terminar pagando de más. Las comisiones son el principal coste y dependen mucho del intermediario financiero o gestora con la que se opere.
¿Qué son las comisiones de un fondo de inversión?
Cuando se contrata un fondo de inversión hay que asumir que existen ciertos costes derivados de la operativa en los mercados de valores que tienen los intermediarios financieros y que el cliente debe cubrir.
¿Cómo funciona un fondo de inversión?
Esta situación implica que existan las comisiones, que son pagos que el cliente debe realizar al banco, al bróker o al intermediario financiero con el que trabaje a cambio de recibir un servicio. Es importante esta última parte, pues, como explican desde el Banco de España, las comisiones deben responder a servicios efectivamente prestados1.
Cuando hablamos concretamente de las comisiones de un fondo de inversión, las más habituales son las que se cobran por la compraventa de valores, la custodia y su administración, la gestión de la cartera y el asesoramiento financiero.
Dependiendo del intermediario financiero, es posible que el cliente tenga que abonar todas o que esté exento de pagar alguna. Es importante que tenga esto en cuenta, dado que el pago de comisiones puede afectar a la rentabilidad que recibe finalmente por su inversión en el fondo. Si las comisiones son demasiado elevadas, es posible que algunas inversiones no le merezcan mucho la pena.
Tipos de comisiones de un fondo de inversión
Cuando se contrata un fondo de inversión, la gestora suele cobrar una comisión de gestión de la cartera y la entidad depositaria otra por depósito. Se trata de comisiones implícitas, pues ya están deducidas del valor liquidativo del fondo, es decir, se cargan directamente al fondo2. Esta comisión depende, normalmente, de la complejidad de la propia gestión del fondo y de lo activo (o no) que tenga que estar el gestor, además de las expectativas de rentabilidad. De tal forma que un fondo de renta variable de gestión activa, por lo general, tendrá una comisión de gestión mucho mayor que la de un fondo monetario o un fondo de renta fija.
Hay que recordar que la depositaria es la entidad que custodia los valores que se compran3, mientras que la gestora es la que administra e invierte los fondos. Tienen que ser siempre diferentes.
Otro tipo de comisiones que se tienen que pagar al contratar un fondo de inversión son las de suscripción y reembolso. Al contrario que las anteriores, estas son explícitas, es decir, se cobran al cliente cuando realice una suscripción (aportación de fondos) o un reembolso (retirada de fondos). En concreto, se tiene que abonar un porcentaje del importe que, o bien se suscriba, o bien se reembolse, con un máximo del 5 %, según informa la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El supervisor de los mercados de valores recomienda informarse bien antes de contratar, tanto de las características y los riesgos que tiene una inversión, como sobre las comisiones que se aplican en cada caso.
Existen también comisiones que dependen del performance del fondo, como por ejemplo, la comisión de éxito, que se cobra sobre los rendimientos positivos del fondo.
¿Cómo conocer las comisiones de un fondo de inversión?
Es obligatorio que el intermediario financiero dé a conocer al cliente qué comisiones y gastos tendrá que abonar al contratar el fondo de inversión tanto antes de la inversión, como durante la operación y al finalizar la misma.
La entidad debe entregar al cliente una copia del llamado Documento de Datos Fundamentales para el Inversor (DFI), que forma parte del folleto del fondo y que debe contener obligatoriamente cierta información: la política de inversión del fondo, la evolución de las rentabilidades pasadas y el régimen de comisiones, entre otros. Además, tras contratar el producto, como explican desde la CNMV, la entidad debe dar al cliente la información necesaria para que este siga la evolución de su inversión.
Y, si se realiza una compra o una venta de productos financieros, el intermediario debe ser confirmado e informado de las condiciones en las que se ha llevado a cabo. Es decir, se le debe informar sobre el importe, la fecha y la hora, el tipo de orden y las comisiones repercutidas, entre otros datos.